Juan Carlos Díaz Lorenzo

Cada año, cuando el calendario señala el 12 de agosto, se produce el espectáculo de las Perseidas, conocidas también como “lágrimas de San Lorenzo”, en recuerdo del martirio en la hoguera del santo de la iglesia católica, tradición que tiene su origen en la edad medieval. El fenómeno se aprecia mejor en las noches anterior y posterior a la citada fecha, pues su máxima actividad se producirá hoy entre las 14 y 16,30 horas, en que se espera una media de cien meteoros por hora, según explica el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

La mejor forma de disfrutar de la lluvia de estrellas es a simple vista, sin prismáticos ni telescopios, y en una posición cómoda que permita ver el mayor campo de cielo posible. Siempre que tenga el horizonte despejado hacia el nordeste y esté alejado de luces brillantes, cualquier punto de observación es bueno. Y eso es lo que ha hecho nuestro estimado amigo Fernando Rodríguez Sánchez desde el pinar de Fuencaliente, que ha captado las imágenes que acompañan.

El espectáculo está servido. Las «lágrimas de San Lorenzo» cruzan el cielo

La visión desde el pinar adquiere un protagonismo singular

Las llamadas estrellas fugaces son pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol. Cuando un cometa se acerca a las regiones interiores del Sistema Solar, su núcleo, formado por hielo y rocas, se sublima debido a la acción de la radiación solar y genera las características colas de polvo y gas.

La corriente de partículas resultante se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por la Tierra en su recorrido alrededor del Sol. Durante este encuentro, las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros.

La lluvia de las Perseidas y el pinar de Fuencaliente

Las luces del barrio de Los Canarios y las Perseidas vistas desde el pinar

En verano, la Tierra cruza la órbita del cometa Swift-Tuttle, que tiene un periodo de 133 años y que pasó cerca del Sol por última vez en 1992. La lluvia de meteoros que se produce suele tener su máxima actividad entre el 12 y 13 de agosto, aunque el fenómeno es apreciable en menor intensidad desde la segunda mitad de julio hasta finales de agosto, informa el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

No es la mayor lluvia de meteoros, pero sí la más conocida y observada en el Hemisferio Norte debido a que transcurre en el mes de agosto. Su período de actividad es largo y se extiende entre el 16 de julio y el 24 de agosto. Se trata de meteoros de velocidad alta (59 km/s) y por su alta declinación (58°) no permite su observación en regiones australes, pues desde el Ecuador alcanza sólo 32° de altura.

El nombre de Perseidas se debe a que su radiante se encuentra en la constelación de Perseo. El registro más antiguo que se conoce de su actividad  data del año 36 dC, en que aparece citado por los anales históricos chinos. En 1835, el astrónomo belga Adolf Quetelet mostró que se produce una lluvia de meteoros de forma cíclica coincidiendo siempre con el mes de agosto.

Fotos: Fernando Rodríguez Sánchez